Por: Guillermo Ríos Delgado
Falcón
Hoy, en este instante, vivimos
tiempos difíciles. Vemos una serie de malas noticias en la televisión, las
escuchamos en la radio y las leemos en periódicos, revistas, y redes sociales.
Existe el miedo en cada mexicano y en cada núcleo familiar. La sociedad está
harta de no encontrar solución alguna en ninguna fuerza política.
Las cosas que pasan hoy, han
propiciado que los mexicanos sean de los habitantes en el mundo más estresados.
Pero existen muchas buenas
noticias. Mencionaré algunas, que por razones de espacio considero las de mayor
relevancia.
La solidaridad de los mexicanos
en las tragedias que nos han asechado. El temblor del 85, los huracanes y el
donativo para las causas sociales. Siempre se piensa en los demás. En los
tiempos difíciles, los habitantes de México se miran unos a los otros como
hermanos, y se apoyan sin condiciones ni intereses ocultos.
Las familias mexicanas. El calor
de hogar. La unión en las fiestas y esa mesa llena que invita a cualquier
visitante a ser parte de la tradición hogareña.
La cocina fantástica. La receta
de la abuela. El mole poblano, el chile en nogada, los antojitos mexicanos, la
comida gourmet, los ingredientes que son buscados por los mejores chefs del
mundo, para crear platillos de concurso, mismos que cada día se consumen en
millones de mesas mexicanas.
Los escritores mexicanos,
cuentistas, historiadores, novelistas, articulistas, columnistas, dibujantes
que todos los días retratan la esencia del mexicano, el sincretismo cultural y
aquellos impresionantes relatos del diario acontecer. Ahí está Octavio Paz,
Carlos Fuentes, Monsivais, Poniatowska, Juan Rulfo, Ángeles Mastreta, y miles
de talentos más.
Los artistas plásticos y
pintores. Además de los cientos de miles de artistas que con sus manos
construyen alfarería, muebles, electrónicos, automóviles, ropas. Están también esos
que llamamos albañiles, ellos, azoran a visitantes extranjeros, por su
inigualable mano de obra para reproducir la arquitectura de siglos pasados, o
llevar a la realidad una idea contemporánea o futurista, con la precisión de
una maquina.
Todos los voluntarios que cada
día salvan vidas, ayudan a crear, a arreglar, a conseguir. Las enfermeras, los
paramédicos, los estudiantes que realizan sus prácticas con entusiasmo,
exigiéndose cada segundo la perfección. Los bomberos y los policías
comprometidos con su labor. Los que se enlistan al ejército para, de manera
convencida, defender a sus conciudadanos de los males que aquejan a cualquier
sociedad en el mundo.
Los luchadores sociales. Que
aunque sea uno, o mil, son escuchados por que gritan con el corazón. Tienen
ideales, persiguen la verdad y la justicia. Algunos mueren en el intento, pero
dejan una estela de esperanza, que otros logran materializar.
Debemos estar más que orgullosos
por las madres mexicanas. Ellas luchan todos los días porque su familia esté
bien. Algunas, que aunque no tengan el apoyo masculino, saben salir adelante, y
lo hacen con amor, compasión, fe, lealtad, pureza y sobre todo con toda la
fuerza y convicción del alma.
Por la fe de los mexicanos. Su
fervor y lucha. Porque en la Virgen de Guadalupe llevan la bondad, la nobleza,
la espiritualidad, y la ternura.
Por los paisajes mexicanos. Se
encuentran en cada rincón del país. Las cascadas de Agua Azul en Chiapas, Los
Cenotes de la Península de Yucatán, únicos en el mundo, el mar azul del Caribe,
los volcanes llenos de nieve en un amanecer. La reserva de la biósfera en
Tehuacán, también única en el mundo. La selva Lacandona. Los templos antiguos y
la enorme riqueza y belleza de sus expresiones artísticas. El cañón del
Sumidero. Las miles de grutas como las de Cacahuamilpa. Todas las edificaciones
prehispánicas que captan el interés del mundo.
Por el folklore de sus mercados y
puestos de toda clase de manjares. Frutas, verduras, dulces y antojitos. El
mercado de Coyoacán por citar uno de miles.
Por supuesto por la música, los
compositores que han llenado de alegría el cine, el teatro. Las fiestas
mexicanas. Quién no se sabe de memoria alguna canción de Don Manuel Esperón,
sin importar sin son jóvenes o mayores. Amorcito Corazón, por ejemplo.
El altruismo nacionalista,
plagado de personas dispuestas a dar su dinero y su tiempo para hacerle la vida
más amena a su prójimo en desventura.
Los empresarios de México, que
día a día dan miles de trabajos a los ciudadanos. Que apuestan a México, que
crean más negocios y luchan, se desvelan por mantenerlos a flote y en constante
crecimiento. A los que creen en los que empiezan y los ayudan enseñándoles el
camino que ellos ya recorrieron. Apoyándoles económicamente para crecer.
Asociándose con nuevas ideas. Manteniendo el capital en su país. Preocupándose
por el lugar en el que viven.
Los que le apuestan a la
educación. No por lucro si no para formar mexicanos mejor preparados. Aquellos
que dotan de nueva tecnología y oportunidades a los alumnos. Que los motivan y
los cobijan. Los verdaderos tutores, guías de vida.
Por los que inventan cada segundo
nuevas opciones de energías, que se
preocupan por mejorar el ambiente, por limpiar los suelos, por limpiar las
aguas. Los que de verdad trabajan y nadie los reconocen, pero que no es
prioridad para ellos el ser reconocidos. Solo con la satisfacción de haber
realizado bien su trabajo, están felices.
Por los que todos los días ganan
algún concurso o competencia, solo para darle orgullo a su patria. Que lo hacen
por México.
Hay millones de personas así. Eso
es México. En cada lugar existen héroes. Y también hay que estar orgullosos de
los héroes del pasado. Ahí está el poblano que salvó a 40 mil personas en la
Segunda Guerra Mundial. Gilberto Bosques Saldívar. Varios de la comunidad Judía
en México le deben la vida, la prevalencia de sus familias. Lo saben y lo han
homenajeado. Un par de calles en Europa lleva su nombre. Lo conocen los reyes
de España y muchos mandatarios en el mundo, y lo admiran. Los embajadores de muchos
países siguen su obra. Y en Puebla, para su gobierno, es indiferente.
A los revolucionarios que
vivieron en carne propia la lucha para luego construir la Constitución Política
más elevada en la época. Sabían qué quería la gente, pues ellos eran parte del
pueblo.
México no es el crimen, la
corrupción y el saqueo. México es todo lo anterior y muchas cosas más. México
es enorme en todos sus aspectos. Su gente es su fuerte. Sabe, conoce, quiere, y
puede. Ahí está la respuesta, no en un partido político, no en un gobierno, no
en una promesa. La respuesta está en la unión de los luchones, creativos,
inventivos, y amantes ciudadanos de su patria.
Viva México, celebra tu
independencia no solo como una fiesta, si no como una reflexión de lo que es tu
país y de quién eres y hasta dónde puedes llegar. Si miles pudieron, tú también
puedes. Los únicos ninis son los que no hacen nada para mejorar este bello
país.
me encanta tu artículoooo.... me he encontrado, y aplica un poco con el tema, un programa local, chiapanecos por el mundo, patrocinado por CONACULTA, donde ponen ejemplos de vidas de personas que están triunfando en Europa. Aquí una probadita =) http://www.youtube.com/watch?v=FAruDF-6mHo
ResponderEliminarsi copias y pegas el link veras qué buenos ejemplos de vida hay =)))