viernes, 7 de diciembre de 2012

Los orgullos mexicanos




Por: Guillermo Ríos Delgado Falcón

Hoy, en este instante, vivimos tiempos difíciles. Vemos una serie de malas noticias en la televisión, las escuchamos en la radio y las leemos en periódicos, revistas, y redes sociales. Existe el miedo en cada mexicano y en cada núcleo familiar. La sociedad está harta de no encontrar solución alguna en ninguna fuerza política.

Las cosas que pasan hoy, han propiciado que los mexicanos sean de los habitantes en el mundo más estresados.

Pero existen muchas buenas noticias. Mencionaré algunas, que por razones de espacio considero las de mayor relevancia.
La solidaridad de los mexicanos en las tragedias que nos han asechado. El temblor del 85, los huracanes y el donativo para las causas sociales. Siempre se piensa en los demás. En los tiempos difíciles, los habitantes de México se miran unos a los otros como hermanos, y se apoyan sin condiciones ni intereses ocultos.
Las familias mexicanas. El calor de hogar. La unión en las fiestas y esa mesa llena que invita a cualquier visitante a ser parte de la tradición hogareña.
La cocina fantástica. La receta de la abuela. El mole poblano, el chile en nogada, los antojitos mexicanos, la comida gourmet, los ingredientes que son buscados por los mejores chefs del mundo, para crear platillos de concurso, mismos que cada día se consumen en millones de mesas mexicanas.

Los escritores mexicanos, cuentistas, historiadores, novelistas, articulistas, columnistas, dibujantes que todos los días retratan la esencia del mexicano, el sincretismo cultural y aquellos impresionantes relatos del diario acontecer. Ahí está Octavio Paz, Carlos Fuentes, Monsivais, Poniatowska, Juan Rulfo, Ángeles Mastreta, y miles de talentos más.
Los artistas plásticos y pintores. Además de los cientos de miles de artistas que con sus manos construyen alfarería, muebles, electrónicos, automóviles, ropas. Están también esos que llamamos albañiles, ellos, azoran a visitantes extranjeros, por su inigualable mano de obra para reproducir la arquitectura de siglos pasados, o llevar a la realidad una idea contemporánea o futurista, con la precisión de una maquina.

Todos los voluntarios que cada día salvan vidas, ayudan a crear, a arreglar, a conseguir. Las enfermeras, los paramédicos, los estudiantes que realizan sus prácticas con entusiasmo, exigiéndose cada segundo la perfección. Los bomberos y los policías comprometidos con su labor. Los que se enlistan al ejército para, de manera convencida, defender a sus conciudadanos de los males que aquejan a cualquier sociedad en el mundo.

Los luchadores sociales. Que aunque sea uno, o mil, son escuchados por que gritan con el corazón. Tienen ideales, persiguen la verdad y la justicia. Algunos mueren en el intento, pero dejan una estela de esperanza, que otros logran materializar.

Debemos estar más que orgullosos por las madres mexicanas. Ellas luchan todos los días porque su familia esté bien. Algunas, que aunque no tengan el apoyo masculino, saben salir adelante, y lo hacen con amor, compasión, fe, lealtad, pureza y sobre todo con toda la fuerza y convicción del alma.

Por la fe de los mexicanos. Su fervor y lucha. Porque en la Virgen de Guadalupe llevan la bondad, la nobleza, la espiritualidad, y la ternura.
 
Por los paisajes mexicanos. Se encuentran en cada rincón del país. Las cascadas de Agua Azul en Chiapas, Los Cenotes de la Península de Yucatán, únicos en el mundo, el mar azul del Caribe, los volcanes llenos de nieve en un amanecer. La reserva de la biósfera en Tehuacán, también única en el mundo. La selva Lacandona. Los templos antiguos y la enorme riqueza y belleza de sus expresiones artísticas. El cañón del Sumidero. Las miles de grutas como las de Cacahuamilpa. Todas las edificaciones prehispánicas que captan el interés del mundo.
Por el folklore de sus mercados y puestos de toda clase de manjares. Frutas, verduras, dulces y antojitos. El mercado de Coyoacán por citar uno de miles.

Por supuesto por la música, los compositores que han llenado de alegría el cine, el teatro. Las fiestas mexicanas. Quién no se sabe de memoria alguna canción de Don Manuel Esperón, sin importar sin son jóvenes o mayores. Amorcito Corazón, por ejemplo.
El altruismo nacionalista, plagado de personas dispuestas a dar su dinero y su tiempo para hacerle la vida más amena a su prójimo en desventura.

Los empresarios de México, que día a día dan miles de trabajos a los ciudadanos. Que apuestan a México, que crean más negocios y luchan, se desvelan por mantenerlos a flote y en constante crecimiento. A los que creen en los que empiezan y los ayudan enseñándoles el camino que ellos ya recorrieron. Apoyándoles económicamente para crecer. Asociándose con nuevas ideas. Manteniendo el capital en su país. Preocupándose por el lugar en el que viven.

Los que le apuestan a la educación. No por lucro si no para formar mexicanos mejor preparados. Aquellos que dotan de nueva tecnología y oportunidades a los alumnos. Que los motivan y los cobijan. Los verdaderos tutores, guías de vida.

Por los que inventan cada segundo nuevas opciones de energías, que  se preocupan por mejorar el ambiente, por limpiar los suelos, por limpiar las aguas. Los que de verdad trabajan y nadie los reconocen, pero que no es prioridad para ellos el ser reconocidos. Solo con la satisfacción de haber realizado bien su trabajo, están felices.
Por los que todos los días ganan algún concurso o competencia, solo para darle orgullo a su patria. Que lo hacen por México.
Hay millones de personas así. Eso es México. En cada lugar existen héroes. Y también hay que estar orgullosos de los héroes del pasado. Ahí está el poblano que salvó a 40 mil personas en la Segunda Guerra Mundial. Gilberto Bosques Saldívar. Varios de la comunidad Judía en México le deben la vida, la prevalencia de sus familias. Lo saben y lo han homenajeado. Un par de calles en Europa lleva su nombre. Lo conocen los reyes de España y muchos mandatarios en el mundo, y lo admiran. Los embajadores de muchos países siguen su obra. Y en Puebla, para su gobierno, es indiferente.
A los revolucionarios que vivieron en carne propia la lucha para luego construir la Constitución Política más elevada en la época. Sabían qué quería la gente, pues ellos eran parte del pueblo.

México no es el crimen, la corrupción y el saqueo. México es todo lo anterior y muchas cosas más. México es enorme en todos sus aspectos. Su gente es su fuerte. Sabe, conoce, quiere, y puede. Ahí está la respuesta, no en un partido político, no en un gobierno, no en una promesa. La respuesta está en la unión de los luchones, creativos, inventivos, y amantes ciudadanos de su patria.

Viva México, celebra tu independencia no solo como una fiesta, si no como una reflexión de lo que es tu país y de quién eres y hasta dónde puedes llegar. Si miles pudieron, tú también puedes. Los únicos ninis son los que no hacen nada para mejorar este bello país.
Gracias y hasta la próxima

1 comentario:

  1. me encanta tu artículoooo.... me he encontrado, y aplica un poco con el tema, un programa local, chiapanecos por el mundo, patrocinado por CONACULTA, donde ponen ejemplos de vidas de personas que están triunfando en Europa. Aquí una probadita =) http://www.youtube.com/watch?v=FAruDF-6mHo
    si copias y pegas el link veras qué buenos ejemplos de vida hay =)))

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