viernes, 20 de julio de 2012

EL RETORNO AL AMOR


por Psic. Esther Guadarrama Benavides.


El tema central de la existencia humana es el amor y el desamor; nuestras vidas giran entorno a la calidad o falta de la misma en las relaciones de pareja. Florecemos ante un amor nuevo y nos marchitamos cuando el amor muere por causa natural o de un solo golpe. Los crímenes más grandes se han cometido en nombre del amor, así como las más bellas creaciones, como por ejemplo, la construcción del Taj Majal.



El amor, centro de nuestro universo y concepto tan complejo de definir, el cual seguramente nos daría tema para varios debates, al menos en su definición, y aun así no seríamos capaces de abarcar todas sus aristas. Todos lo hemos sentido al menos una vez, al menos de una manera. Pero el inicio del amor no se encuentra en el exterior; el amor debe comenzar por dentro. Como diría hace tantos y tantos años Novalis: “el verdadero viaje es hacia el interior”. Sólo aquí es que podemos comenzar el camino hacia el amor.



Comencemos entonces con el primer paso de este viaje hacia el interior. Cuando nacemos, el niño es perfecto, todos los teóricos y filósofos coinciden en que el niño es perfecto, es un ser libre, cálido y abierto al conocimiento, pero cuando vamos creciendo, todo va cambiando, nos vamos llenando de prejuicios y de “aprendizajes” que en mucho van dificultando nuestro camino.



Con algo muy simple, como el primer susto, basta para invertir nuestra respiración. Observa un niño pequeño y ve cómo respira, cuando inhala infla su pancita y cuando exhala la desinfla, es muy claro en ellos. Ahora observa tu respiración y te darás cuenta que es justamente al revés. Entonces ¿qué pasó? Cuando te asustaste por primera vez la respiración se invirtió, impidiendo que puedas utilizar toda tu capacidad pulmonar. Ahora detente un poco, si respiras poco y el oxígeno es vida, entonces no estás haciendo que la vida misma llegue en su plenitud a ti, es como negar la vida misma. El que respira corto, vive corto y con angustia, lleno de miedos. Así que comienza por respirar adecuadamente, poco a poco entrénate en regresar a la respiración básica, inhala e infla tu vientre, exhala y desínflalo (no demasiado porque te vas a hiperventilar y no me lo vas a agradecer). Te puedo asegurar que con el tiempo (y no será mucho) podrás ver cómo cambia tu forma de ver la vida, simplemente, por el hecho de respirar correctamente.



Es entonces en la infancia, donde nos ocurren eventos muy importantes, si bien infancia no es destino, sí podemos decir que nos define en mucho. Nuestros traumas más grandes provienen de ahí y nuestras alegrías más grandes generalmente también. Recuperar al niño interior es una labor que no podemos dejar de lado. Una cosa es cierta, no podemos cambiar lo que sucedió, no podemos editar nuestra historia, pero sí ayudarnos en lo que podamos y recuperar a este niño interior; es la labor básica en la reconexión con nosotros mismos.



Pongamos manos a la obra en la recuperación de nuestro niño(a) interior. Visualiza una escena difícil de tu infancia, busca una imagen como si fuera una fotografía del momento más difícil de este evento. Ahora con mucho cuidado, haz lo siguiente: Como si te pudieras meter en la foto, permanece en tu forma de adulto y entra a esta escena, pero no como niño, sino como adulto y colócate enfrente de tu niño(a) y dile lo siguiente: éste no es el lugar, éste no es el momento ni la forma de morir (repítelo tres veces, por fuerte que suene esta frase, el niño(a) interior se quedó aquí petrificado por el pánico de la sensación de poder morirse ante el evento sucedido) y continúa: ven conmigo, te necesito, no es necesario que estés más en este lugar, yo te voy a cuidar, ahora yo soy tu mamá (o papá si eres hombre). Invariablemente el niño(a) querrá irse contigo, abrázalo y tráelo al presente. Dale la bienvenida a casa, que tu abrazo sea cálido, demuéstrale tu cariño y tu aprecio. Finalmente imagina cómo entra en tu cuerpo físico.  Haz este ejercicio con sumo cuidado y conciencia, verás lo poderosamente sanador de él.



De esta manera, puedes ir recuperando una a una aquellas partes de tu niño(a) perdido en tu historia. Te repito, no se trata de cambiar la historia, no podemos; se trata de recuperar las partes de ti que se han quedado en los eventos, son partes de nosotros que se han quedado olvidadas en estos lugares; e ir por ellos, es la parte más importante para comenzar a verte, para reconectarte.



Algo que puede ayudarte es buscar una foto de cuando eras niño(a) y colocarla en el buró junto a tu cama. En la mañana dale los buenos días y pídele que vaya contigo. Comienza una nueva relación con este niño(a) que has dejado de lado. Si tienes hijos, juega con ellos desde ahí, desde tu niño(a) interior.



¿Y por qué es tan importante? Porque nuestro niño interior es el responsable de nuestra creatividad, de la capacidad de asombrarnos con los detalles de la vida, es la parte que cree en los milagros, que construye sueños, para quien el cuerpo físico no es un límite para crear. Es la parte de nosotros que se ríe, que juega, que es capaz de dar la mejor cara ante la peor adversidad, que en un montón de desechos es capaz de ver una obra de arte. Este niño es el responsable de los más grandes descubrimientos de la humanidad, de los adelantos, la tecnología y todo lo bello que tenemos. El niño(a) interior es quien ríe, se goza con lo pequeño, puede ver la naturaleza y asombrarse de las estrellas, la luna, el amanecer, el volar del colibrí, la esperanza de una mariposa blanca que se sobrevuela por el hombro.



El niño(a) interior eres tú en tu forma más pura, más inocente, sin corrupción alguna. Es la mejor cara de este mundo, la capacidad de darnos por completo, de sonreírnos, de voltearnos a ver y entender que la vida está hecha de pequeñísimos detalles y que lo bello de la vida no precisamente está en las cosas tan grandes y complejas sino en las simples, en una sonrisa, en saborear un dulce o un helado, en dar un abrazo y ser abrazados, en simplemente decir buenos días con una sonrisa.



El niño(a) interior es la expresión más pura del amor, un amor sin expectativas, sin prejuicios, el amor que de inicio puedes darte a ti mismo, para entonces estar en la disposición de darle amor a los demás, nutriéndote de la fuente de este niño(a) interior. ¿Quién no ha gozado brincar en los charcos bajo la lluvia? ¿Quién no ha gozado capturando un insecto? ¿Quién no ha disfrutado tanta simpleza y al mismo tiempo tan grande amor?



Ámate en lo sencillo, recupérate y permite que el flujo del amor comience por tu interior. Este es el primer paso del retorno al amor.




guadarrama_esther@yahoo.com.mx






ORGASMO SIMULTÁNEO

 
Flavia Lillian Carrera Rivera
Médica y Sexóloga

            Se define como orgasmo simultáneo, a aquel que se presenta en pareja, en el mismo momento, para ambos/as. 



Para muchas personas el lograr esto representa un gran reto en sus relaciones eróticas, es más, mucha gente piensa que no hacerlo, esta mal, disminuyendo así su capacidad de disfrute.



            En realidad, lograr un orgasmo simultáneo, no es tarea fácil, requiere de mucha comunicación y conocimiento propio y de la pareja.  Son pocas las personas que lo experimentan.



            Por lo que en esta ocasión, quisiera desmitificar acerca de este tema:



1.      El primer punto a considerar es acerca del propio orgasmo, ya que se ha visto como la meta de toda relación erótica, por lo que se deja de disfrutar todo el previo.  Es decir, el orgasmo es como la cereza del pastel, ¿pero que tal todo el pastel? ¿Lo dejarías de comer, por comerte solo la cereza?  Muchas personas en la búsqueda de su orgasmo y el de su pareja, se pierden de la excitación, que también es muy disfrutable.

2.      La excitación es diferente en cada persona, por lo que será un tanto difícil llevar el mismo ritmo.  Hay que implantar la forma de lograr la excitación de ambos/as, es decir, no iniciar el coito hasta que los/as dos estén excitados/as.

3.      El hecho de buscar un orgasmo simultáneo implica por momentos dejar de sentir y comenzar a pensar más en la forma de hacerlo, esto incluso puede inhibir la respuesta.

4.      Es cierto, que la excitación de la pareja puede ayudar a aumentar la propia, el dejarse llevar por esto, hace más disfrutable la relación.



¿Y qué importa quién llegue primero y quién después, o incluso que alguno/a no llegue o a veces ninguno/a?  Se le ha dado demasiada importancia al orgasmo, tanto, que a veces se convierte en el único fin de relación.  El orgasmo es la fase más corta de la respuesta sexual, dura alrededor de 3 a 8 segundos.  Y la excitación puede durar varios minutos, donde también los cambios psico-corporales son muy placenteros.  La recomendación sería aprender a disfrutar cada momento.



            Si logras el orgasmo simultáneo, DISFRÚTALO.  Y si no, aprende a disfrutar el tuyo y el de tu pareja, por separado,  date el tiempo y dale su tiempo.  Realmente esto no implica ningún fracaso, respeten sus ritmos y busquen nuevas formas de sentir el placer compartido, aunque no sea al mismo tiempo.



            Quien llegue primero al orgasmo tendrá algunos momentos para disfrutarlo, la otra persona, aprenderá a respetarlo y a sentir también el placer; posteriormente y solo pasarán algunos segundos, quien no ha tenido su orgasmo, lo puede lograr con la ayuda de su pareja ¿Cómo? Echa a volar la imaginación y fantasía.



            Nunca reclames por que la otra persona terminó antes, recuerda que EL ORGASMO ES DE QUIEN LO TRABAJA, tu eres la única persona responsable de tu propio placer.



            Y sobre todo, es importante que te conozcas profundamente, no le puedes pedir a alguien más que te de, lo que tu ni siquiera sabes que necesitas. Para lograrlo se requiere de un gran autoconocimiento y autoexploración.




Y tú ¿cómo eres? Grafología



Por Kantor.



La grafología estudia la escritura con el fin de describir la personalidad de una persona, para intentar determinar características generales, acerca de su equilibrio mental, la naturaleza de sus emociones, aptitudes profesionales, tipo de inteligencia y en muchos casos grandes especialistas diagnostican el grado de salud o enfermedad física y mental.



No debe confundirse la grafología con el peritaje caligráfico, disciplina utilizada en criminología, con el fin de comparar escritos y determinar, si un documento fue firmado por la persona que se supone que lo hizo.



Es una ciencia, que estudia la personalidad a través de la letra. La forma de escribir es única e irrepetible.

Se puede conocer:

Como se comporta un individuo ante una situación tensa o de conflicto.

Estado anímico, en un momento dado.

Prioridades y relaciones familiares.

Signos de deshonestidad.

Si es franco, rebuscado, envidioso, celoso, mentiroso, creativo, constante, tenaz, egoísta, agresivo, intransigente, afectuoso o comprensivo.

Si se es autoritario.

Si es capaz de obedecer.

Grados de tolerancia o frustración.



La letra, desnuda al ser humano, a través de ella identificamos y llegamos a saber, como se organiza, como se relaciona, como vive su sexualidad, como toma decisiones.



Podríamos dividirla en dos grandes tipos: letra cursiva, la que aprendimos en el colegio, con raíz en la caligrafía, y la de imprenta, que tiene como subtipo a la letra script (imprenta en minúsculas).

La letra cursiva tiene varias formas: angulosa, arcada, cuadrada, guirnalda, barroca, rococó etc.

La letra de imprenta o letra de molde, es la que vemos en los periódicos, siendo muy común entre adolescentes.



Algunos ejemplos:

Si la escritura es muy grande: corresponde a personas que tienen una necesidad imperiosa de llamar la atención, de que todo el mundo este pendiente de ella. Son personas que se sienten muy importantes con respecto a los demás.

Si la escritura es grande: corresponde a personas que tienen mucha vitalidad y de una actitud extrovertida.

Si la escritura es pequeña: identifica a personas que tienden a pasar inadvertidas, por que viven hacia adentro. Personas observadoras, con una visión detallista del mundo.

Si la escritura es muy pequeña: individuos que tienen un pobre concepto de si mismo y lo pasa mal en lo referente a relaciones humanas.

Si la escritura es de distinta altura, irregular: corresponde a dos sentidos completamente opuestos. En el sentido negativo corresponde a personas inestables e incapaces de controlar sus emociones. En el sentido positivo a personas de una gran intensidad afectiva en el total sentido positivo.

Escritura inclinada a la derecha: Personas que pierden fácilmente los nervios. Muy dramáticas en asuntos sentimentales. Celosos. Fuerte necesidad de acercarse a los demás.

Escritura inclinada a la izquierda: personas que ejercen una férrea vigilancia sobre si mismas con una represión de su necesidad de contactar con la gente.

Escritura vertical: personas que controlan sus sentimientos, sus deseos y poseen madurez, estabilidad y ecuanimidad.

Escritura curva: personas adaptables, que se amoldan con facilidad. En ellas predomina el sentimiento, la dulzura y la ternura.

Escritura angulosa: personas con gran inclinación de dureza e intransigentes, donde la razón predomina sobre el sentimiento.

Escritura redonda: personas pasivas, tranquilas, indolentes con muy escasa o nula capacidad de entusiasmo.

Escritura fuerte: sinónimo de firmeza de carácter, tanto en los deseos como en las opiniones.

Escritura débil: indica que la persona carece de fuerza interior para enfrentarse a dificultades.

La velocidad con la que se escribe, puede modificar muchos signos indicativos y observar el ritmo de la persona, de su pensamiento y la velocidad con que reacciona ante estímulos externos.

Escritura rápida: rapidez de respuesta, pensamiento ágil. Si hay descuidos de letras y signos, muestran impaciencia y gran descontrol.

Escritura pausada: individuos observadores, reflexivos, precisos y con altas tendencias perfeccionistas.

Escritura lenta: excelente sentido de la realidad, lentitud en procesos de asimilación. Cuidadosa y realista.

La dirección de las líneas, depende mucho del momento en que realicemos el escrito.

Escritura ligada: persona con buena capacidad lógica y que no abandona lo que hace hasta tenerlo terminado.

Escritura desligada: personas que aprecian los detalles con problemas de integración con el entorno.

Escritura agrupada: personas que conjugan lógica e intuición, capacidad reflexiva con la acción, equilibrio entre el mundo exterior e interior.



Tan insignificante como parece, el punto de la “i” refleja uno de los test de mayor precisión.

Circular: fantasía y deseos de originalidad.

De palo: espíritu vivo y polemista.

Marcados y regulares: atención, precisión, regularidad.

Sin presión: timidez, problemas de afirmación.

Detrás: pensamientos anclados en el pasado.

Alto y adelantado: deseos de conseguir algo que no llega.

Alto: tendencia al idealismo y la utopia.



Cada letra indica aspectos diferentes, cada línea nos da a conocer como es, quien la escribe.

Por lo general las letras bajas (g, j, p.f.q.y.z….), se asocian con la sexualidad, ya que establece la conexión entre el yo y el mundo instintivo

Ovalo grande: insatisfacción sexual-

Ovalo inexistente: más romanticismo que sensualidad.

Forma de hélice: gran respeto hacia los demás.

Trazo que baja y sube: timidez sexual. Pudor.

Sin bucle: deseos sexuales sin satisfacer, frialdad.

Bucle a la izquierda: gran autodefensa.

En ocho: retraimiento, temor, deseo insatisfecho.



No es necesario grandes escritos, con simples frases como las siguientes, se puede detectar un panorama muy amplio de la persona a la que se lee.

“gracias,  que generalmente otorgas cuando te sientes totalmente agradecido y juvenil, con gran fuerza y optimismo”.

“todos los tontos toman  tequila tontamente.”

La simple firma de cualquier persona, en forma general nos dará, un número gigantesco de sus características personales.




Los Amantes


Psic. Esther Guadarrama Benavides

Los amantes, como diría Sabines, se quieren en lo obscuro, en la noche, en donde no son vistos. Yo diría que buscan encuentros furtivos en donde se entregan por completo, un poco por adrenalina y otro poco por complicidad. Los amantes son amigos, juegan, se divierten y construyen un universo que recorren entre cuatro paredes, absortos de todo lo que les rodea. Se saben vistos y se esconden, se saben vulnerables y evitan hablar de temas que puedan comprometer la fragilidad de su relación. Se saben queridos por instantes y añorados a todas horas. Los amantes se eternizan en el tiempo, porque de que otra manera podríamos llamar a la aventura. Los amantes sueñan y construyen mundos paralelos perfectos que saben nunca podrán habitar y se duelen en la distancia, en la falta de piel y cercanía, en los silencios telefónicos que sólo indican que no pueden ser escuchados ni llamar, que no pueden ser vistos, que son escondidos, prohibidos.

Un beso de un amante es tan refrescante como el rocío por la mañana; todo es frescura, las pláticas, los juegos. Los amantes construyen castillos en el aire y los habitan, pues qué más podrían hacer. Son los amos del destiempo, “no nos conocimos a tiempo, si te hubiera conocido antes”.  Los amantes son locura por definición, y creo que en ello radica gran parte de su encanto.

¿Pero por qué las relaciones formales pierden todo esto que sí tienen los amantes? Por la distancia que se forma en la rutina, en lo cotidiano, en los deberes, que nos van alejando cada día más. Los amantes tienen ese primer encuentro del ser amado, tienen la magia del primer amor con la experiencia de muchos más. Son aparentemente un tesoro perdido y cuando se encuentra no se quieren dejar ir, se convierten en la perla más preciada, aunque sólo brillen de noche, en la obscuridad. Son como vampiros, nacen en la noche, la habitan y ahí deben permanecer. Cuando los amantes cambian de posición y salen a la luz, se calcinan, dejan de ser lo que fueron y se convierten en lo cotidiano.

El amor es un juego limpio que nace en la luz, los amantes en cambio son pasión, aventura, desenfreno y, por qué no, a veces ternura y consuelo.

Los amantes brindan ese espacio de emoción perdido, porque no hay compromisos, ni promesas por cumplir, no hay ataduras, pero a la vez, duelen, porque al final nos enamoramos, aunque sepamos con claridad que no puede ser; el corazón y la cabeza no pueden distinguir lo que es real de lo que no lo es. Y aquí comienza el sufrimiento. Generalmente una parte sufre más que la otra, porque muchas veces una tiene una relación formal e incluso familia y la otra no; así comienzan los desequilibrios, el amor no puede darse por principio de cuentas en la diferencia, se llama injusticia, y ése no es el territorio del amor, pero sí del ego, que quiere tener más, que quiere poseer, que sólo quiere sentir placer a costa de lo que sea.

Aunque un amante no pretenda ser cruel, termina siéndolo, por tantos y tantos impedimentos, como podría ahí florecer el amor. Los amantes o los frees, como modernamente son llamados, no son más que piel, deseo, son tantas cosas retenidas y no compartidas. Son miedo al compromiso, miedo a vivir una vida de pareja, son una huida fácil, una droga, porque por supuesto que son adictivos.

Tan mágicos y tan efímeros, se disuelven en lágrimas, que son lloradas amargamente, porque no hay una relación que se sufra más y que duela más que la lejanía o la partida de un amante. Son alucinaciones en el desierto, oasis inexistentes, sueños fugaces.  Son pura y plena idealización, lo que no significa que el otro no sea maravilloso, pero es maravilloso porque no está de planta, porque no se quedan en la cotidianidad.

Volteemos entonces a las relaciones duraderas, a los compromisos de vida, a toda la dificultad que ello implica, porque tener un compañero de viaje, es la gran aventura, cambiamos, envejecemos, se concentran nuestros caracteres, pero al final, estamos juntos, unidos, con tantas historias a cuestas, batallas ganadas y perdidas. Tal vez una relación larga vaya perdiendo la frescura de los amantes, pero si sabemos que la vida se define por detalles, podremos entonces colocarle un poco de la emoción perdida. Un fin de semana fuera de casa, ir al cine, flores para un día especial o sólo por querer darlas, sonrisas, juegos, todo eso se puede tener. Porque el amor se cultiva como una flor, se le cuida, se le da agua, se sigue su proceso en las estaciones de la vida.

Un amor duradero, es la verdadera magia, saber que alguien ha seguido el rastro de nuestra historia, la que hemos construido juntos, aquella que por momentos nos hace reír, nos distancia por la presencia de los hijos y las edades productivas que son tan ocupadas y estresantes, pero después, nos devuelve al inicio, al ser amigos, amantes, compañeros. Creo que nada puede ser cambiado por esto, porque al final, las cosas que más valen la pena en este mundo se cocinan a fuego lento, con paciencia y con amor.

No condenemos a los amantes, pero aprendamos de ellos, aprendamos que es importante mantener la frescura, la emoción, el juego, las risas, la complicidad.  Todo lo que un amante nos puede brindar como un espejismo, lo podemos tener de vuelta si volteamos a ver a nuestro compañero y le sonreímos, si somos caballerosos, amables, si cocinamos lo que les gusta, si somos detallistas, si recordamos las verdaderas razones que nos llevan a estar unidos. Si recorremos nuestra historia, nuestras batallas, si podemos dejar atrás nuestros rencores y todo lo malo que nos hemos hecho, porque quién mejor que nuestro compañero de vida para recorrer el camino; quién mejor que alguien que nos conoce de cabo a rabo, a quien no podemos engañar, pero con quien podemos ser felices siempre y cuando con constancia y dedicación, lo hagamos reír, soñar, disfrutar, y sentir todo nuestro amor en nuestra presencia. Yo creo que no es tan difícil, no debemos dar nada por sentado, porque el día en que pensamos que el otro está ahí como parte de la decoración o del mobiliario, nosotros mismos nos hemos perdido. Por qué no darle a esa persona que ha estado todo este tiempo a nuestro lado esa magia que podríamos darle a un amante; al final, es algo merecido, ganado y demostraría en realidad que el amor vale la pena conservarlo y cuidarlo, que no tiene fin y que puede iluminar todos nuestros días hasta el momento de partir.
guadarrrama_esther@yahoo.com.mx

El Sentido del Ocio





El trabajo y el ocio son las dos grandes actividades del hombre.  Ambas necesarias y deben relacionarse armónica y jerárquicamente. Aristóteles planteaba que el trabajo era el medio; el ocio, el fin.   El mundo moderno se inclina a sobrevalorar el poder del trabajo olvidando lo fundamental del ocio.  Uno descansa o se divierte como medio de recuperación física y mental para trabajar más y mejor.  En este sentido el ocio se ha convertido en un medio.  El trabajo tiende a entenderse como fin y como negador del ocio (de ahí la palabra “neg-ocio”).



El fenómeno del ocio está presente en toda la historia de la humanidad.  Cuando el hombre alcanzó a satisfacer sus necesidades de casa, alimento y vestido, pudo cultivar un conocimiento desinteresado y comenzó a desarrollar las capacidades contemplativas y creadoras de su ser.  El ocio implica un vertirse del hombre sobre sí mismo; en este movimiento hacia adentro, el hombre acoge dentro de sí todas las cosas y las humaniza.  La Filosofía se origina gracias al ocio. En el caso de los griegos, su concepción axiológica indicaba que el ideal del hombre estaba ahí donde se practicara la contemplación de la sabiduría: la bondad, la belleza, y la verdad. 



Entre los romanos encontramos el “otium,” que era el tiempo de descanso del cuerpo y recreación del espíritu necesarios para volver a las actividades cotidianas.

 

Según el sociólogo francés J. Dumazedier, el ocio cumple tres funciones:

Descanso

Diversión

Desarrollo intelectual, físico y artístico.



El verdadero ocio debe ser “perfeccionador de la vida.”  La voluntad y la libertad comparten su esencia.  Debe conceder la libertad de desarrollar todos los valores personales. “Hacer nada” es precisamente su opuesto.  Es un tiempo que el hombre debe aprovechar para enriquecerse interiormente, con relación a:

  • Sí mismo - estar en silencio consigo mismo, expresarse creativamente a través de la poesía, la música o el arte, la lectura, las aficiones personales como el coleccionismo o modelismo, etc.
  • Los demás – las tertulias entre amigos, los juegos, la convivencia de calidad con la familia, etc.
  • Su ambiente – los paseos, contemplar la naturaleza, el deporte, las visitas culturales, jardinería, etc.
  • Lo sobrenatural – no es coincidencia que los días de culto en la mayoría de las religiones son días en los que no se labora.



La satisfacción en el ocio se obtiene empleando capacidades que no son usadas de forma cotidiana.  Lo paradójico es que muchas de estas actividades requieren de más esfuerzo y atención que el que exigen algunas labores, pero en este sentido hay que considerar que el descanso para la mente no es sólo el cese de la actividad, sino que el cambio de esta por alguna otra que se considere gratificante.



No es mera casualidad  que los términos “ocio” y “ociosidad” tengan una connotación negativa en la actualidad, ya que el tiempo libre se considera tiempo que lleva a la improductividad.

Muchos hemos caído en el error de considerar al ocio como un tiempo en el que “se pierde el tiempo.”  Cuando se le dice a alguien que “está de ocioso” generalmente es porque no sabe en qué emplear su tiempo libre y no hace algo de provecho. 

La verdad es que el ocio es algo muy distinto.  No debe ser tiempo perdido, sino bien invertido.



Dicho todo esto, es necesario distinguir entre el ocio formativo y el ocio nocivo.  El medio en el que vivimos nos genera falsas necesidades y el ocio se convierte en un producto de consumo, en lugar de un proceso creativo.  Ante el tiempo libre aparece un sinnúmero de ofertas por parte de los medios masivos de comunicación que convocan a que el tiempo libre se viva con poca profundidad.   Cuando nos abocamos a ellas habría que cuestionarnos ¿lo hacemos libremente? ¿O nos lo exige el condicionamiento social?  Muchas veces el hombre se encuentra imposibilitado de reconocerse como “ser libre” y se entrega a los artífices de la industria del ocio para encontrar placer y descanso. El ocio es libre e individual.  No debe ser programado ni organizado desde fuera, haciendo nula la iniciativa propia.

Hay que descubrir y aprovechar las oportunidades que hay a nuestro alcance y vencer el aburrimiento, la rutina y la tentación de decenas de canales de televisión superficiales.





Desde pequeños recibimos información acerca de lo que se considera importante para la formación y ejercicio futuro de nuestras actividades laborales. Sin embargo poco se habla sobre la formación para el ocio, destinada a cubrir nuestro tiempo libre.  Ante esto se hace patente la importancia de la educación para la óptima utilización del tiempo libre, con posibilidades para el aprendizaje, la creatividad, la diversión, la reflexión, el reposo y el cultivo de la propia personalidad.  Es necesario aprender a ser autónomos para evitar la dependencia y perder nuestra individualidad en el gusto de la masa.  Debe predominar la obligación interior sobre los condicionamientos exteriores.



Hay que luchar por encontrar tiempos libres de trabajo, y tiempos de trabajo libre.  El ocio no es, en su sentido negativo, liberarnos DE algo, sino más bien, en un sentido positivo, liberarnos EN algo y PARA algo.  El desafío es conseguir un tiempo de libertad para la libertad. Sólo en este sentido el ocio puede tener el valor de proteger la salud física, mental y espiritual y mejorar la calidad de vida.



Marianna Delgado Falcón Cooper

Lic. en Pedagogía

FABRICANDO EL NIDO



Esther Guadarrama Benavides

Vivimos en un mundo cada vez más violento y menos horrorizado ante todo lo que sucede. Nos indignan las grandes matanzas y todo lo que transcurre en nuestro planeta. Pero ¿en dónde habitan los enemigos? La repuesta obligada es en la casa. Cada día más hogares se ven destrozados, los juzgados en materia familiar están rebosantes de divorcios, pleitos sin fin, en donde según el número de tomos del expediente, se puede verificar el nivel del pleito. Declaraciones vergonzosas yacen en las miles de páginas sin sentido que obran en los expedientes. Pruebas y alegatos de realidades falsas pinceladas con odio y, en medio de todo, los niños, los pequeños cuyo pecado mortal es querer a ambos padres juntos. Niños engañados, amedrentados, alienados, forzados a dejar de querer a mamá o papá porque sin explicación alguna, se han vuelto el brujo o la bruja del cuento.

Es indignante ver a los niños utilizados como carne de cañón; deberíamos todos estar avergonzados de utilizar a los pequeños de esta forma. Y creo que una de las principales razones es que olvidamos lo más importante, cada uno de ellos representa un milagro de vida.

Bajo estas circunstancias, echamos por la borda todo lo importante cuando nuestra vista se encuentra enfocada sólo en destrozar “al enemigo”, aquel que en un momento era la persona más importante y que en un dos por tres se convierte en el más odiado, sin darnos cuenta que justo es la pareja el espejo en el que nos reflejamos. Es decir, odiamos lo que el otro tiene y siempre queremos cambiarlo, cuando exactamente esto más odiado es lo que más tenemos nosotros pero no queremos reconocerlo. Estoy segura que podría afirmar sin temor a equivocarme, que los que se divorcian tienen la misma patología, pero en espejo; lo que uno es en pasivo, el otro es lo mismo pero en activo. Mientras uno grita y es un loco desenfrenado, el otro es un pasivo contenido, pero con el mismo desenfreno por dentro. Se divorcian porque no toleran ver en el otro lo que más le choca de sí; se divorcian no por falta de compatibilidad, sino por igualdad de circunstancias emocionales. Es bien curioso verlos y observarlos y darse cuenta que se odian porque el otro representa lo más odiado en sí mismo; no se pueden ver porque las características de personalidad del otro son exactamente las que se tienen.

Entonces ¿qué es lo que faltó? Yo diría que construir el nido. Hoy en día corremos para todo, todo es aprisa. Cuando despierto estoy segura que me he convertido en el conejo de Alicia en el País de las Maravillas, y el día se va en “se hace tarde”. Vivimos así, corriendo, y no pensamos ni por un segundo, que existen cosas para las cuales no podemos correr. La principal de ellas, para el amor. Si bien es importante enamorarnos, gustarnos, ver nuestras compatibilidades e incompatibilidades, también es bien importante convivir con la familia, es decir, con el mundo de donde proviene el otro. Algunos provienen de Disneylandia, otros de la casa del horror, otros de la casa del silencio, el castillo de la pureza; en fin. El lugar de donde proviene el otro y su gente, son tan importantes como dar el primer beso o hacer los primeros planes. Posterior a esto viene la emoción del compromiso, y pensamos que todo tiene que ir en cascada, la boda, los niños, la familia y todos felices. Pero momento; para que una familia pueda crearse, es necesario hacer nido. ¿Y qué es hacer nido? Es colocar todos los elementos necesarios para que lleguen los niños. ¿Y qué se necesita? Para comenzar necesitamos integrarnos a las peculiaridades de ambas familias, que como personas trabajemos en todo lo que nos duele, sanemos en primera instancia lo que sucede con nuestras figuras parentales, para poder así ser mejores padres; no podemos pretender ser buenos padres cuando tenemos hoyos en el alma, cuando odiamos a papá o a mamá, cuando pensamos que aborrecer a alguno o a ambos padres, es un logro de la adultez. El camino del perdón y de la reconciliación es necesario, porque a veces no comprendemos cómo afectamos a los niños con esto. Necesitamos arreglar nuestros pendientes con nosotros mismos y con la pareja; no podemos iniciar una familia con una pata coja, es vital arreglar las diferencias. Un niño jamás debe llegar como parche de una relación, es inaudito, porque lo único que se consigue es un agujero mayor.

Otra cosa importante es realizar convenios para la educación, que comprende hábitos, enseñanzas y por supuesto la espiritualidad como un punto medular. Hay tantas cosas por hacer para construir un nido, y no sólo es pintar un cuarto de color y comprar las cosas necesarias para la llegada del bebé; es también prepararnos emocionalmente para él/ella.

Tenemos que estar conscientes también que la llegada de un bebé implicará de inmediato un distanciamiento de la pareja; por lo tanto, la pareja debe estar bien afianzada, con un nivel de comunicación adecuado para soportar la llegada de un bebé. Muchas parejas se destrozan cuando se comienza a formar la familia, por falta de tiempo; en el correr no nos damos tiempo de disfrutar a la pareja antes de la llegada de los niños, nos parece indigno estar casados sin tener hijos y los familiares no ayudan, la presión es inmensa, siempre preguntando para cuándo llega el bebé.

Dar su tiempo a las cosas, sobre todo al amor, es una labor primordial como padres; no se trata tan sólo de brindar los recursos materiales necesarios para el bebé, se trata de más cosas, se trata de preparar nuestros corazones para recibir al nuevo integrante llenos de vida y de amor, lejos del resentimiento y el odio. Se trata de ser buenos ejemplos para que los pequeñines aprendan buenas cosas de nosotros. Se trata de ser buenos hijos y cuidar de nuestros padres para ser un buen ejemplo de cuidado a los demás, se trata de ser congruentes, porque no importa tanto lo que digamos, sino el ejemplo que demos. Definitivamente el ejemplo es lo que educa, no las palabras.

Yo pienso que las mejores cosas de la vida tienen una cocción lenta y que el trabajo que hagamos con nosotros mismos repercutirá enormemente en nuestros hijos para bien o para mal. ¡Y pensar que lo que hagamos impactará a cinco generaciones delante de nosotros! Qué responsabilidad tan grande. Aprendamos entonces de la naturaleza y aprendamos a construir nidos, porque en el tiempo, esos nidos serán lo único que quede cuando los chicos crezcan y tengamos que vernos con la pareja cara a cara, listos para volver a ser novios y vivir la vida y dejar que nuestros hijos construyan la propia.



guadarrama_esther@yahoo.com.mx

El presidente cachondo



Por Alejandro C. Manjarrez

En una de sus giras por la capital de la República, Adolfo López Mateos inauguró el nuevo acceso al Pedregal de San Ángel donde, a partir de la roca volcánica, los arquitectos de vanguardia sacaron provecho a la herencia pétrea del Planeta.

Por ahí se encontraba una hermosa mujer cuyos destellos parecían opacar la luz que iluminaba la transparente mañana.

María Eugenia se llamaba ella. E iba con su madre.

Ambas se habían empeñado en “dar en mano al señor presidente” la carta donde pedían su intervención para que el gobierno construyera en la zona un nuevo concepto de jardín de niños.

“¡Don Adolfo… señor presidente!”, gritó la mamá de María Eugenia blandiendo el sobre blanco con la misiva.

La vista, el oído, el olfato y su caballerosidad obligaron a López Mateos a ver a la señora que lo llamaba: la miró fugazmente porque sus ojos ya habían descubierto la figura de la bella señorita que la acompañaba. Repuesto del golpe al corazón que de momento le hizo olvidarse de los disidentes sindicales “enemigos de la patria”, amable como solía serlo, Adolfo se acercó a doña Eugenia:

—¿Para qué soy bueno, señora?”, le preguntó con su peculiar galanura.

—Ay, señor presidente... gracias y perdone nuestra impertinencia —dijo la sorprendida mujer…

—¿Nuestra? —dudó don Adolfo.

—Sí. De mi hija y su servidora —respondió ella señalando con los ojos al orgullo de la familia. Queremos que nos ayude. No hay kínderes por acá…

—Jardines de niños, mamá… —corrigió la hija con su voz tenue y profunda.

El presidente hizo como si no hubiese visto ni oído a quien ya lo había cautivado. Prácticamente le arrebató la carta a la doña y la previno simulando indiferencia hacia su hija:

—Me pondré en contacto con usted, señora.

El presidente se dio la media vuelta sin atender el adiós de las mujeres, una muy bella y joven, la otra madura y todavía guapa.

Al día siguiente llegó a casa de los Gutiérrez un miembro del Estado Mayor Presidencial:

“Doña Eugenia —dijo el capitán Limón a la sorprendida dama—, el señor presidente le pide que mañana jueves vayan usted y su hija a Los Pinos. A las diez de la mañana vendrá un automóvil a recogerlas. ¿Está de acuerdo?”



Como lo prometió el militar, a la hora pactada llegó el automóvil que debía conducir a las Gutiérrez a Los Pinos, directo a la oficina del presidente de México, entonces el caballero que sin dudarlo cambiaba de investidura: la presidencial por la de Casanova.



—¡Lupe, toma nota, por favor; la madre de esta preciosa criatura te va a dictar! —espetó el presidente a su secretaria.

Doña Eugenia dictó los ingredientes y pormenores de la receta del espagueti a los cuatro quesos, el platillo que a partir de esa fecha dio sabor a la vida republicana.

—Pero mejor háganlo ustedes en su casa —sugirió don Adolfo—: E invitan al presidente para que disfrute esa pasta que ya estoy saboreando.”



Seis meses después de aquel encuentro culinario que dio un giro violento a la vida de la familia López-Sámano, Josefina Rodríguez, operadora de larga distancia internacional de Teléfonos de México, platicó a sus amigos el “delito” que acababa de cometer: ¡había escuchado la conversación del jefe de las instituciones mexicanas con su novia María Eugenia! (Entonces no estaba digitalizada la comunicación telefónica).

—Casi llora de amor —comentó Josefina mostrando un dejo de remordimiento—. Con voz emocionada el presidente le confesó que la extrañaba, que no veía la hora de regresar de Europa.

Las confidencias de Josefina se repitieron hasta que un día el que esto escribe las escuchó:

—¿Y cuál fue la reacción de ella? —pregunté con el morbo de la juventud.

—La misma que su novio —ironizó mi informante: le dijo que pasaba las noches en vela pensando en él. Te juro que los oí sollozar…”



Para entonces, junto a la casa de Eugenia mamá, ya funcionaba el jardín de niños mejor habilitado del país, el más elegante, el que pudo haber servido de ejemplo a los educadores del mundo, o cuando menos de América Latina.



La película

Otra vez la buena suerte del periodista me puso frente a esta historia de amor: así me enteré de la exhibición familiar de la película de la boda eclesiástica, escenas que sorprendieron a todos. “Esto parece política ficción” —dije entusiasmado a uno de los testigos.

Lo curioso es que esas dudas y mi asombro fueron disipándose conforme el licenciado Gutiérrez —que para esos días ya era director de Caminos y Puentes Federales de Ingreso y Servicios Conexos— platicó la historia. Sin complejos ni remordimientos, alegre y satisfecho pues, comentaba sus gratos momentos sincronizándolos con las imágenes del celuloide:

“Mi hija se casó con el presidente López Mateos…

“Lo que están viendo es la boda religiosa de mi hija…

“Éste es el único de los matrimonios que vale…”

En efecto, Adolfo López Mateos se había casado por la Iglesia con la hija del licenciado Gutiérrez. Claro que esa boda fue otra de sus muchas aventuras románticas, quizá la última, la que hizo las veces de colofón a la pasión que mostró por las mujeres, en especial las jóvenes y bellas…



Pasó el tiempo y el presidente de México empezó a sufrir las jaquecas que le provocó el aneurisma cerebral, enfermedad que finalmente lo llevó a la tumba. Dicen que su único consuelo fue María Eugenia e hijos: estar junto a ella y a ellos pudo haber endulzado el final de su azarosa, romántica y complicada vida.

Durante los últimos meses de aquel régimen, el destino de México quedó en manos de Humberto Romero Pérez, su secretario privado.

“El señor está indispuesto. Así que te pido su comprensión. Por favor no lo molestes. Tengo instrucciones de…”, decía Humberto a los secretarios de Estado y gobernadores. Y en efecto, los dolores de cabeza impidieron a López Mateos gobernar. El intenso dolor permanente le obligó a ceder el manejo del poder presidencial a Romero Pérez.

Sin embargo, a pesar de su terrible enfermedad, don Adolfo logró disfrutar sus últimos días en este mundo al lado de sus hijos, compartiendo sus momentos felices con los niños que empezaban a vivir.

En el viaje final, don Adolfo se llevó el carisma y la energía que atrajo a María Eugenia y a muchas otras mujeres. En su lugar sólo dejó el recuerdo del poder que hace a los hombres seductores, arbitrarios a veces, casi siempre dioses efímeros, de vez en cuando padres injustos, ocasionalmente amantes intensos, y con frecuencia esposos infieles.

La película de siempre pero masterizada.

El performance de la vida romántica de los hombres que cumplen sus sueños de poder.

El toque personal al espagueti recalentado de cada seis años, tal y como ocurrió con otro López, el Portillo…

Entender la vida según Alejandro Jodorowsky



Rescatar el pensamiento del autor chileno, Alejandro Jodorowsky es sin duda un ejercicio satisfactorio. El trabajo de recopilación de entrevistas realizado por el autor mismo, contiene una gran dosis de Jodoroswky. Psicomagia es el documento más completo sobre la evolución de la obra creativa y terapéutica del autor, con textos inéditos para entender la psicomagia. Lo más emocionante es la serie de ejercicios que contiene este libro para desarrollar la creatividad y utilizarla para liberar al lector de roles e ideas preconcebidas.

En la entrevista contenida en Psicomagia, Jodorowsky narra en sus respuestas la forma más sutil para entender la vida y poder ser felices. El autor presenta la idea de vida como algo variado y diferente. Pero al mismo tiempo interrelacionado. Unido por un hilo invisible, un hilo mental y emocional.

Algunas de las respuestas de este capítulo, entender la vida, valen la pena citarlas.

“los actos hacía los otros deben ser tan delicados como los pasos que damos en terreno que es parte nuestra”

“la persona que no controla su territorio, no controla su existencia”

“si uno no es consciente se deja llevar, no sólo exteriormente sino también con los pensamientos que le asaltan”

“en medio de los golpes del mar y los signos, hay que avanzar tranquilamente y mirar hacia el puerto a dónde vas”

“si un barco atraviesa la vida sin finalidad no llega a ningún puerto. Lo que permite que la vida no nos devore, es tener una finalidad. Cuanto más alta sea, más lejos nos llevará”

“pasar el río, es pasar la vida. Plena felicidad a pesar del pleno sufrimiento”

“el primer paso para entrar en la conciencia divina y cósmica, es perder el miedo”

“El enemigo del amor, es la crítica al otro”

“lo que das te lo das, lo que no das te lo quitas…”

“si no das amor, te lo estás quitando a ti mismo”

“no quiero nada para mi, que no sea para los otros”

“tenemos que aprender a pedir lo que es justo, y a no pedir lo que no es necesario pedir”

“es necesario tener a quien transmitir tus conocimientos”

“la sabiduría que no das la pierdes”

“no hay culpa, ni siquiera existe un criminal que sea culpable el solo; todo crimen individual es producto de la familia, la sociedad y la historia”

“hay que perder los resentimientos: es el gran trabajo de resolver la rabia y los rencores. Estamos llenos de rencores y frustraciones por amor no obtenido. La enfermedad es falta de amor”



Frases elegidas concienzudamente a fin de enriquecer el entendimiento de la vida. Obtenidas en 8 páginas de 358. Un documento que es necesario leer con calma, a fin de entender mejor la vida mediante las opiniones y vivencias del productor, cineasta, escritor y ser humano de 83 años de edad.