jueves, 10 de mayo de 2012

Moreno Valle les robó su festejo a los poblanos


Por Manola Álvarez Sepúlveda



RMV les robó su festejo a los poblanos








La conmemoración de los 150 años de la batalla de Puebla fue secuestrada  por el Gobernador, el Estado Mayor Presidencial, el Ejército y los actores de Televisa. Con la determinación de hacer un espectáculo de primer mundo que alejara a Puebla de la idea de ser un pueblito gobernado por un chaparrito, morenito,  indígena y feo, se le robó el contenido y el sabor poblano.



En efecto los carros alegóricos elaborados por una compañía extranjera que hace escenarios para películas, estaban impecables pero no tenían el colorido, sabor y cariño de los tradicionales. Los maestros y los alumnos se dedicaban durante meses antes a incentivar la imaginación y creatividad para competir con los otros planteles educativos. El vestuario de los participantes no tenía la perfección de los de ahora, pero estaba hecho con cariño y laboriosidad por las maestras y madres de familia. Por todo esto el “día del desfile” como se le conocía al del 5 de Mayo, las familias salían a las calles desde muy temprano para  apartar su lugar, comer cemitas o molotes, ponerse gorras y esperar el paso de sus familiares bajo el sol durante dos o más horas y medio de la algarabía.



Esta fiesta les fue robada. Ahora Puebla estuvo sitiada, por todos lados hubo rejas para impedir el paso. Cambió de dirección el desfile para pasar por las nuevas obras que había que presumir al jefe del Ejecutivo y a la televisión. Una duración de 50 minutos para no aburrir a los invitados. La gente desconcertada tratando en encontrar un lugar por donde pasar a ver de cerca los tan cacareados carros alegóricos. Al no poderlo hacer se saltaban las barreras exponiendo su integridad. Y de repente esperan el desfile debajo de un “súper” puente y nada que se va por encima de ellos. Y allá a los lejos, muy lejos venían a un Felipe Calderón y a Rafael Moreno Valle, muy contentos y orgullosos. Demostrando con esta lejanía, que así es como están del pueblo que les dio su voto. Desde luego en las tribunas VIP todo era atención y buen gusto. Las galletas, el café, las edecanes y las bebidas, hacían que los invitados exclamaran ¡pero que cool esta todo!



El escenario militar, la jura de bandera y la escenificación de la batalla de Puebla, hicieron que el Presidente aumentara su obsesión por ser el jefe de las fuerzas armadas y gritar que México no entregará la plaza, y que no dejaríamos que nuestros enemigos nos derroten. ¿Cuáles, los narcotraficantes o los adversarios políticos?



Al manifestar sus problemas emocionales, por un deseo descomunal de trascender como el guerrero triunfador, situación que le queda tan grande como el uniforme militar que ha portado, sume al país en una desesperanza y miedo por lo que pueda hacer si su partido no gana las elecciones.



Se le olvidó al glorificar la lucha de los mexicanos contra la invasión francesa, que los que los apoyaban e incluso fueron a Europa a traer con engaños a un príncipe extranjero, fueron los conservadores, antepasados del partido que lo llevó a la primera magistratura.



Para rematar los festejos se montó un espectáculo “totalmente Palacio”, que en la televisión se vio muy de “broodway”, pero que nuevamente dividió a Puebla entre los invitados, de lujo y el pueblo. Los primeros con camiones que los transportaban, gabardinas y paraguas en un lugar de privilegio y los otros citados en un estadio a las cinco de la tarde, mojándose bajo la lluvia, ya que parece que negociaron con todas las organizaciones, y hasta con el Popocatepetl, que envió sus cenizas hacia el Distrito Federal, pero se les olvidó Tlaloc. Muchos abandonaron el recinto ante la tardanza y más aún cuando con una absoluta falta de sensibilidad les pusieron pantallas para ver como “los otros”, estaban disfrutando del show e incluso Marc Antony, uno de los muchos extranjeros contratados para que luciera el evento, estaba cantando en el lugar equivocado. Ahí estalló la desesperanza y aventaron botellas y mentadas. Se quiso remediar este error enviándolo a las 12 de la noche a cantar a los desposeídos, pero los que fueron citados a las 5 de la tarde ya se habían retirado con una gran frustración y enojo.



La batalla de Puebla es una acción relevante, no porque “unidos” luchamos contra el invasor como dice la ex miss Universo, sino porque el valor de los liberales detuvo el avance del ejército invasor de Napoleón III por un año, hacia la ciudad de México  lo que le permitió a Juárez organizar la resistencia en todo el país y cinco años después obtener la victoria, fusilando a Maximiliano y a los conservadores Mejía y Miramón. Su perseverancia en la lucha los mantuvo a raya e impidió con ello que fueran hacia Estados Unidos, que estaban inmersos en una guerra civil, la de Secesión.  Entonces los norteamericanos expidieron su doctrina Monroe, “América para los americanos” señalando que no se permitirían invasiones europeas. Por ello los festejos en el vecino país y la falsa creencia de que es el aniversario de nuestra Independencia.



Ahora habrá que esperar las repercusiones. ¿Se terminarán las obras que  quedaron inconclusas? ¿Qué se hará si la revisión del amparo de Valle Fantástico confirma la sentencia? ¿Cómo se restañarán las ofensas a los ciudadanos? ¿Qué sucederá si las elecciones no favorecen a los mandatarios que aprovecharon la autorización de difundir los festejos, para hacer campañas proselitistas? Todo era azul y blanco. Mientras eso sucede me dispongo a ver el debate, ya comentaremos.



alvarezsepulveda@hotmail.com

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