miércoles, 1 de febrero de 2012

Twitter, karma de los políticos, arma ciudadana


Redacción Réplica

Las redes sociales han permitido a los ciudadanos ejercer su derecho a la libertad de expresión. El Twitter es el medio más usado por los políticos, los medios, las empresas y mexicanos en general. Los políticos se valieron de estos métodos de comunicación directa con los electores dándoles resultados extraordinarios, sobre todo en los pasados comicios del 2010.

El Twitter ha sido fundamental para los movimientos de protesta que se han llevado a cabo en Europa y África. La movilización de la gente y la logística de protesta se han desarrollado por esta vía. Las críticas, las opiniones y hasta las propuestas son cosa de todos los días. Podemos asegurar que Twitter fomenta la lectura, pues muchos articulistas, columnistas y reporteros comparten las ligas de sus colaboraciones en medios electrónicos o escritos.

Hay de todo pues. Promesas políticas, notas pagadas, adulaciones por encargo, informes de actividades, reflexiones, etcétera. Pero predomina la opinión de la sociedad, una multitud crítica, inteligente, participativa e informada.

Es aquí donde los políticos que usaron las redes sociales para prometer, concertar, ofrecer y asegurar que su gobierno se convertiría en el salvador de los mexicanos, los morelenses, los veracruzanos, los poblanos, los tlaxcaltecas, etc., se la están viendo negras. Reciben el reclamo directo de los ciudadanos. Y en algunos casos, dada la desesperación por situaciones específicas, el repudio que raya en la ofensa.

Ahí no aplican las prácticas de antaño, cuando recogían el medio impreso que les molestaba, o cooptaban al periodista incómodo. Aunque todos los días puedes leer en el twitter a “ciudadanos” que se desviven por alagar al gobernante, las reclamaciones sobrepasan por mucho los buenos comentarios. Basta buscar los twitters por tema con el símbolo de la doble barra cruzada, como dicen los españoles, o el gato como dicen los mexicanos, el hashtag para ser exactos. Por ejemplo #Veracruz. Ahí el más vapuleado a mediados de enero de 2012, fue sin duda el gobernador Javier Duarte de Ochoa. Esto por los veinticinco millones en efectivo para "los tamales de la Candelaria". O #Xalapa, dónde el reclamo por las múltiples marchas en contra de la alcaldesa, la inseguridad, el amiguismo, la familia beneficiada, los aviadores, su ofensivo viaje a Europa a costa del erario, o la mansión de Tres Palos, son los temas que han pasado a un nivel digamos que popular.

Ningún gobernante se salva del temido unfollow (dejar de seguir), del fuchi pues. Todos los que un día usaron este medio para manipular a los futuros votantes, hoy sufren el escrutinio del pueblo que a veces se convierte en escarnio.

Este año hay elecciones de gobernador en Morelos y a nivel federal (Presidente, diputados y senadores). Los suspirantes como el senador Graco Ramírez o el ex presidente Manuel Martínez Garrigós, también sufren del reclamo popular. El segundo, porque gobernó lo más complicado de gobernar, una ciudad con muchos problemas urbanos, sociales y policiacos: por ello ha sido atacado prácticamente todos los días. Hay que ver el #Cuernavaca para encontrar diversas opiniones negativas y positivas. “El nuevo distribuidor vial no sirve de nada, mucho gasto, ahorro de dos minutos”; “la gente habla de las bondades del distribuidor vial”. Lo mismo pasa con la opaca remodelación de la fuente que costó solamente cinco millones, o con el nuevo libramiento que estará lleno de gasolineras, o con la inseguridad y amenazas de muerte a la regidora. Y por supuesto la réplica del ex alcalde en el programa, Punto de Partida que conduce Denise Maerker.

Hay muchos que se sienten orgullosos de contar con miles de seguidores. Pero esos miles de seguidores también tienen un canal directo para el reclamo. Los gobernantes se molestan cuando un ciudadano les exige cumplan con su deber. Es muy fácil, un gobernante que sea honesto y prístino seguramente recibirá una cascada de buenos comentarios y apoyos. Usted conoce a alguno, porque nosotros aún no.

Hasta la próxima.

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