Por Patricia Coen
El aspartame es una toxina
edulcorante 200 veces más potencial que el azúcar de mesa y con menos de 4
Kcal/gr, compuesto por 3 elementos los cuales se degradan al introducirse en el
organismo, que son el ácido aspártico (aminoácido), fenilalanina (aminoácido) y
metanol (alcohol); que afectan principalmente al sistema nervioso central.
Su consumo en bajas o altas
cantidades produce migrañas, temblores, ardor al orinar, asma, convulsiones,
depresión, diarrea, dificultad para respirar, insomnio, pérdida de la memoria,
calvicie, baja audición, taquicardia, tos crónica, urticaria, vértigo,
hipertensión, alteraciones hormonales en períodos menstruales, pérdida de la
memoria, etc.
Desde
su aprobación en 1974 por la FDA (Food and Drug Administration) su uso ha
incrementado de manera exponencial, tanto para las dos refresqueras más
conocidas a nivel mundial, como en los diferentes productos como gelatinas,
jugos, jarabes, aderezos para ensaladas, botanas, yogurt, postres, productos para
diabéticos, productos Light, chicles, medicinas, polvos para bebidas, cereal,
pan, chocolate, entre muchos otros alimentos.
En
1974 el uso de este producto fue rechazado por la misma FDA y muchos
científicos, ya que había evidencia de cáncer y tumores en pruebas con
animales, específicamente ratas. Esta historia es también muy confusa, ya que
en un principio la FDA al tener evidencias lo rechazó y catalogó como un
producto no seguro en la industria alimentaria, pero ahí es donde entra “el
poder”; la empresa encargada de fabricar
el tan conocido Nutra Sweet, se comenta que movió influencias con el entonces
respetable Presidente Ronald Reagan, motivándolo a hacer cambios en la
industria para dar cabida a este producto y lo consiguió.
Ahora
ya es comercializado ampliamente en más de 100 países, entre los cuales están
Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, España, México, Brasil,
Argentina, entre otros.
Se
que es difícil privarse de todo lo que hoy en día está a nuestra disposición en
el mercado, pero lo importante es que tratemos de consumir lo menos posible alimentos
cada vez más industrializados que no sabemos y tal vez nunca nos digan, si son
seguros o no, ya que a estas industrias solo les interesa vender aunque sea a
costa de la muerte de millones de personas, y a pesar de que tenemos compañías
que nos protegen, éstas solo buscan su costo-beneficio.
Es muy importante que en cada
producto que compremos revisemos los ingredientes que contiene y dejar de
consumirlos o por lo menos evitarlos al máximo. Ya saben que pueden escribirme
para cualquier duda o comentario.
patriciacoen@revistareplica.com
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