Por Manola Álvarez
Sepúlveda
RMV les robó su
festejo a los poblanos
Foto: www.periodicodigital.mx
La conmemoración de
los 150 años de la batalla de Puebla fue secuestrada por el Gobernador,
el Estado Mayor Presidencial, el Ejército y los actores de Televisa. Con la
determinación de hacer un espectáculo de primer mundo que alejara a Puebla de
la idea de ser un pueblito gobernado por un chaparrito, morenito,
indígena y feo, se le robó el contenido y el sabor poblano.
En efecto los carros
alegóricos elaborados por una compañía extranjera que hace escenarios para
películas, estaban impecables pero no tenían el colorido, sabor y cariño de los
tradicionales. Los maestros y los alumnos se dedicaban durante meses antes a
incentivar la imaginación y creatividad para competir con los otros planteles
educativos. El vestuario de los participantes no tenía la perfección de los de
ahora, pero estaba hecho con cariño y laboriosidad por las maestras y madres de
familia. Por todo esto el “día del desfile” como se le conocía al del 5 de
Mayo, las familias salían a las calles desde muy temprano para apartar su
lugar, comer cemitas o molotes, ponerse gorras y esperar el paso de sus
familiares bajo el sol durante dos o más horas y medio de la algarabía.
Esta fiesta les fue
robada. Ahora Puebla estuvo sitiada, por todos lados hubo rejas para impedir el
paso. Cambió de dirección el desfile para pasar por las nuevas obras que había
que presumir al jefe del Ejecutivo y a la televisión. Una duración de 50
minutos para no aburrir a los invitados. La gente desconcertada tratando en
encontrar un lugar por donde pasar a ver de cerca los tan cacareados carros
alegóricos. Al no poderlo hacer se saltaban las barreras exponiendo su
integridad. Y de repente esperan el desfile debajo de un “súper” puente y nada
que se va por encima de ellos. Y allá a los lejos, muy lejos venían a un Felipe
Calderón y a Rafael Moreno Valle, muy contentos y orgullosos. Demostrando con
esta lejanía, que así es como están del pueblo que les dio su voto. Desde luego
en las tribunas VIP todo era atención y buen gusto. Las galletas, el café, las
edecanes y las bebidas, hacían que los invitados exclamaran ¡pero que cool esta
todo!
El
escenario militar, la jura de bandera y la escenificación de la batalla de
Puebla, hicieron que el Presidente aumentara su obsesión por ser el jefe de las
fuerzas armadas y gritar que México no entregará la plaza, y que no dejaríamos
que nuestros enemigos nos derroten. ¿Cuáles, los narcotraficantes o los
adversarios políticos?
Al manifestar sus
problemas emocionales, por un deseo descomunal de trascender como el guerrero
triunfador, situación que le queda tan grande como el uniforme militar que ha
portado, sume al país en una desesperanza y miedo por lo que pueda hacer si su
partido no gana las elecciones.
Se le olvidó al
glorificar la lucha de los mexicanos contra la invasión francesa, que los que
los apoyaban e incluso fueron a Europa a traer con engaños a un príncipe
extranjero, fueron los conservadores, antepasados del partido que lo llevó a la
primera magistratura.
Para rematar los
festejos se montó un espectáculo “totalmente Palacio”, que en la televisión se
vio muy de “broodway”, pero que nuevamente dividió a Puebla entre los
invitados, de lujo y el pueblo. Los primeros con camiones que los
transportaban, gabardinas y paraguas en un lugar de privilegio y los otros
citados en un estadio a las cinco de la tarde, mojándose bajo la lluvia, ya que
parece que negociaron con todas las organizaciones, y hasta con el Popocatepetl,
que envió sus cenizas hacia el Distrito Federal, pero se les olvidó Tlaloc.
Muchos abandonaron el recinto ante la tardanza y más aún cuando con una
absoluta falta de sensibilidad les pusieron pantallas para ver como “los
otros”, estaban disfrutando del show e incluso Marc Antony, uno de los muchos
extranjeros contratados para que luciera el evento, estaba cantando en el lugar
equivocado. Ahí estalló la desesperanza y aventaron botellas y mentadas. Se
quiso remediar este error enviándolo a las 12 de la noche a cantar a los
desposeídos, pero los que fueron citados a las 5 de la tarde ya se habían
retirado con una gran frustración y enojo.
La batalla de Puebla
es una acción relevante, no porque “unidos” luchamos contra el invasor como
dice la ex miss Universo, sino porque el valor de los liberales detuvo el
avance del ejército invasor de Napoleón III por un año, hacia la ciudad de
México lo que le permitió a Juárez organizar la resistencia en todo el
país y cinco años después obtener la victoria, fusilando a Maximiliano y a los
conservadores Mejía y Miramón. Su perseverancia en la lucha los mantuvo a raya
e impidió con ello que fueran hacia Estados Unidos, que estaban inmersos en una
guerra civil, la de Secesión. Entonces los norteamericanos expidieron su
doctrina Monroe, “América para los americanos” señalando que no se permitirían
invasiones europeas. Por ello los festejos en el vecino país y la falsa
creencia de que es el aniversario de nuestra Independencia.
Ahora habrá que
esperar las repercusiones. ¿Se terminarán las obras que quedaron
inconclusas? ¿Qué se hará si la revisión del amparo de Valle Fantástico
confirma la sentencia? ¿Cómo se restañarán las ofensas a los ciudadanos? ¿Qué
sucederá si las elecciones no favorecen a los mandatarios que aprovecharon la
autorización de difundir los festejos, para hacer campañas proselitistas? Todo
era azul y blanco. Mientras eso sucede me dispongo a ver el debate, ya
comentaremos.
alvarezsepulveda@hotmail.com
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