Por: Joaquín R.
Ríos D. Falcón
Papa Francisco |
Tal vez a muchos
les sorprendió que el humo blanco arrojara al Cardenal Mario Bergoglio de
extracción jesuita, como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica. Otros lo ven
como un encuentro ineludible, de los jesuitas con la historia. Si bien en la
historia de la iglesia hubo muchos Papas cercanos a la Compañía de Jesús, hubo
otros que minimizaron, castigaron, expulsaron o suprimieron la Orden.
La Compañía de Jesús en sus 472 años de
existencia tiene una lista interminable de jesuitas ilustres e historias
sorprendentes, que para poder entender su actual cita en el Vaticano, es
necesario rascar en el pasado y hablar de las aportaciones que algunos de ellos
han hecho a la historia de la humanidad.
No se puede
hablar de la Compañía de Jesús sin hablar de Ignacio de Loyola, fundador de la
Orden y creador de una espiritualidad hasta hoy vigente. Su familia era de
origen noble, destinado a la carrera
militar. Carrera que termina justo en la misma batalla en la que comienza, por
obra de una bala de cañón que le destroza una rodilla. Punto neurálgico en su
vida que marca el inicio de su conversión: del abandono de la vida mundana
basada en la búsqueda de riqueza, prestigio, vanidades y banalidades (nada alejado
de nuestra actual realidad), al camino de una espiritualidad profunda. Su
recuperación va de la mano con su conversión; orillado a leer sobre los santos
pues no había libros de caballerías en el castillo. Ineludible fue su encuentro
con Francisco de Asís, aquel que 331 años antes funda la orden Franciscana y
cuya conversión, junto a la de otras vidas de santos, inspira a Ignacio. Loyola
desarrolla los ejercicios espirituales que se le revelan como el arma más
poderosa y la aportación más significativa de una espiritualidad nunca antes
vista, innovadora y vigente hasta nuestros días.
San Ignacio de Loyola |
Francisco Xavier |
Francisco Xavier,
otro fundador de la Compañía y que en total sumaron diez, ha sido uno de los
más grandes soldados de Cristo. Ignacio en su conversión le dice “¿de qué le
sirve al hombre ganar el mundo si al final pierde su alma?”. Loyola, como
modelador de hombres, comentó que Francisco Xavier fue la más difícil pasta que
haya manejado jamás y los ejercicios espirituales su arma letal. En 1542 llega
a Goa y posteriormente misionó en Japón en
donde su labor de evangelización fue insólita. De este acto se sirvió Dios para
tomar posesión de la cuarta parte del mundo como misionero. Francisco Xavier
predicó, bautizó, dio socorro a los leprosos y pastoreó almas. Su peregrinar
por las calles de Goa tocando una campanita para convocar a sus feligreses, se
convirtió en algo común. Sin afán de exagerar se dice que bautizaba a miles
diariamente.
Desde su
fundación, los jesuitas fueron ganando un prestigio no contemplado de origen para ellos en el área de la educación. Esto
marcó el inicio del primer sistema educativo en la historia que adoptaba la
educación formal como ministerio de significativa importancia. Muchos colegios
y universidades florecieron desde aquel entonces, tal es el caso del Colegio
Romano fundado en 1551 y conocida hoy como Universidad Gregoriana, la universidad
católica más antigua de Estados Unidos, la Universidad de Georgetown, en
Washington
D.C. fundada en 1789 por el ex jesuita y Obispo John Carroll, entre
muchas otras. Además, los jesuitas pueden presumir el desfile en sus aulas de
alumnos como Gregorio XV, primer Papa formado por ellos, René Descartes,
Molière, Voltaire, Cervantes, Quevedo, San Francisco de Sales, José Ortega y
Gasset, Antoine de Saint-Exupéry, Charles de Gaulle, Vicente Huidobro, Alfred
Hitchcock, Fidel Castro, James Joyce y el Subcomandante Marcos entre muchos
otros pasaron por las instituciones educativas jesuitas. La Compañía de Jesús actualmente
tiene presencia educativa en 69 países en todos los niveles educativos. Son
plataformas que cuidan del crecimiento del ser humano y su dimensión
trascendente y creyente, desde la espiritualidad ignaciana.
Universidad de Georgetown, Washington D.C. |
El Principito, novela de Antoine de Saint-Exupéry |
Las más grandes
aportaciones que la Compañía de Jesús ha hecho a la historia del mundo, vienen
de sus misiones. Cuyo voto promete ante Dios todo jesuita: “Iré a cualquier
parte que Su Santidad disponga, sea entre fieles o entre infieles, sin aducir
excusa ni reclamar viático alguno, para cualesquiera asuntos de devoción a Dios
y prosperidad de la religión cristiana”. El jesuita Matheo Ricci en 1595 modificó la forma de actuar de los jesuitas en China.
En lugar de convertir a los pobladores a una extraña cultura europea,
radicalizó una estrategia de “aculturación”, que consistía en asimilarse ellos
mismos a la cultura de los pueblos que los recibían. Benedetto de Goes en 1604 en
su misión resuelve el misterio de Catay, al explorar y descubrir que esas comunidades
cristianas a las que los jesuitas querían llegar y cuyo antecedente estaba en
el imperio de Marco Polo, era el mismo que los europeos del siglo XVI ya
llamaban China. La historia del gran Galileo Galilei converge con la del jesuita
alemán Christopher Clavius, un astrónomo
quien le dio al italiano su primer puesto docente. Con las publicaciones de
Galileo, Clavius juntó a sus estudiantes de clase magistral de astronomía y publicó un texto en donde
respaldaba los conocimientos y cálculos del italiano, pero
nada pudo hacer por
Galileo al morir poco tiempo después. Clavius deja el calendario gregoriano como legado, pues el Papa Gregorio XIII en
1582 le encomendó que encabezara una comisión para estudiar el problema que
presentaba el fallido calendario juliano. Athanasius Kircher hizo demostraciones
tempranas de pirotecnia y óptica, creó artefactos como el “órgano matemático”,
el “reloj botánico” y el oráculo magnético”. Era el receptor de los descubrimientos
geográficos, culturales, botánicos y zoológicos, de los misioneros regados por
el mundo. Su mentalidad planetaria le llevó a proponer en 1671 un reloj
mundial que sincronizó la hora de los colegios jesuitas en todo el mundo
mediante observaciones de los satélites de Júpiter. Roberto de Nobili jesuita de 28 años, realizó en Madurai un atrevido
experimento de asimilación cultural. Adoptó
el régimen austero y la disciplina de un religioso “que lo abandona todo”: un sannayasi.
Fue el primer europeo que consultara a fondo los Vedas y el primero que llegó a
dominar el idioma clásico de la India hindú: el sánscrito. Fue seguramente el primer tratado teológico escrito por un europeo en un idioma de la India.
Galileo Galilei, el padre de la ciencia moderna |
Durante el siglo
XVII mucho ayudaron las misiones jesuitas al respeto y desarrollo de los
pueblos guaraníes al considerárseles raza inferior. Esto implicó ganarse la
confianza de los naturales, donde había un equipo jesuita que trabajaba con una
tribu para construir un pequeño asentamiento, llamado reducción, por la aspiración que se tenía de “reducir” las tribus
seminómadas a viviendas permanentes. El jesuita criollo Antonio Ruiz de Montoya
redujo docenas de dialectos dispares a un idioma guaraní estándar unificado.
Ésa vino a ser la base de uno de los pocos idiomas indígenas formalmente
reconocidos hoy como nacionales en la América Latina. Nicolás Yapuguay, con sus
sermones y comentarios, fue el más famoso de los autores en lengua guaraní.
José Anchieta elaboró gramáticas del tupí y el guaraní. La descripción de las
distintas lenguas de América Latina por los jesuitas sigue siendo hoy la base
de la categorización lingüística del Continente.
El jesuita
Eusebio Kino, muy nombrado y conocido en la península de Baja California, con
sus exploraciones en el siglo XVIII concluyó que California no era isla, sino una península en la provincia de
México. Francisco Xavier Clavijero contribuyó mucho a desarrollar el clima
cultural que con el tiempo daría lugar a las ambiciones de independencia de los pueblos de Latinoamérica.
Toro Sentado |
El Concilio
Vaticano I en el siglo XIX fue de gran trascendencia y discutido hasta la
saciedad, en donde los jesuitas ejercieron una considerable influencia con
Johann Franzelin, teólogo del propio pontífice y del General de la Compañía Pieter
Beckx. Peter de Smet fue un jesuita que tuvo tratos con Toro Sentado en las
negociaciones entre varias tribus y las autoridades de Estados Unidos.
Para el siglo XX
jesuitas como Pierre Teilhard de Chardin, poco impresionado por las
conclusiones espectaculares de Charles Darwin, tomó prestados los conceptos y
la fraseología de esta hipótesis de la evolución, para así hacer la sugerencia
del cristianismo como un proceso evolutivo. Planteamiento que le valió
cuestionamientos por parte de Roma, aunque en el presente han sido aceptados. Karl
Rahner es considerado como uno de los teólogos más prolíficos e influyentes del
siglo XX, influyó al Concilio Vaticano II por sus obras en donde plantea
trabajos sobre la gracia, teología pastoral, los sacramentos, espiritualidad y
su concepto de los "cristianos anónimos". Pero lo más acertado en el
Concilio fue su vínculo con el deseo de reformar la iglesia en sus ritos y su
liturgia, así como el de dejar establecida una función nueva y más llena de
contenidos para el laicado católico. El jesuita Luigi Taparelli d’Azeglio tuvo
una destacada participación en la encíclica Rerum
novarum, del Papa León XIII. Esta encíclica procuró responder al gran
impacto revolucionario del capitalismo y de la industrialización.
Durante el
Generalato del jesuita Pedro Arrupe entre 1965 y 1983 la Compañía pone gran
énfasis en los temas de la promoción de
la justicia social e inculturación del
evangelio. La Compañía inicia un proceso de fe al compromiso en la
promoción de la justicia en todos los ámbitos de la actividad humana. Esta
apuesta por la justicia traería consecuencias mortales a varios jesuitas específicamente
en Latinoamérica. Ignacio Ellacuría fue un gran defensor de la liberación del
pueblo y de las mayorías populares, situación que le ganó la enemistad con algunos
sectores financieros y militares. En 1989 fue asesinado en El Salvador, en su
residencia junto con 5 jesuitas y dos mujeres más. En
Chile, el jesuita Alberto
Hurtado y su defensa de los pobres y los trabajadores, lo llevó a que los
sectores más acomodados y conservadores de la sociedad y de la Iglesia lo
apodaran cura rojo o cura comunista.
Padre Alberto Hurtado trabajando la tierra |
Por otro lado,
el jesuita Jon Sobrino ha contribuido a la cristología, eclesiología y
espiritualidad de la liberación, tan polemizada desde el vaticano. La amplitud y
profundidad de la obra de Sobrino y el impacto que ha tenido la Teología de la
Liberación hacen suponer que el debate sobre éstos y otros temas conectados
permanece esencialmente abierto.
Es así como los
jesuitas en este recorrido breve por su historia de más de 400 años, han hecho
aportaciones en áreas como la espiritualidad, educación, ciencia, derechos
y dignidad humana. El 13 de marzo de
2013 con la elección de Jorge Mario Bergoglio, como el Papa Francisco, la
historia le devuelve a la Compañía una de muchas aportaciones significativas que
ha hecho a la iglesia católica. Pero esto no es un favor, ni mucho menos un
merecimiento por lo realizado hasta antes del Cónclave. Se trata de otra misión,
quizás la más grande misión con la que haya tenido que enfrentarse cualquier
jesuita: La renovación de una iglesia católica en crisis y sedienta de
respuestas humanizantes a temas delicados, urgida del encuentro con un Dios
vivo a través de los demás. Sin duda, Francisco con la Compañía de Jesús tiene
de donde echar mano para poder responder a esta misión. Pero sus mismas
acciones a poco menos de dos meses de su elección, parece mostrarnos su apuesta
por una iglesia incluyente, humilde, sencilla, que opta por los pobres y que pone
nuevamente en el centro del mundo lo más valioso con lo que cuenta el ser
humano: su dignidad.